Jordi Fabregat, director del Master de Finanzas de ESADE
La Vanguardia (Dinero), 09/04/13
Después de Chipre quizás Eslovenia, pero la pregunta que nos hacemos es si nosotros nos salvaremos. Empieza a ser sospechosa la elevada lista de casos únicos que se han dado. Islandia lo es porque su gobierno no aceptó pagar cuando quebraron sus bancos. Grecia porque nos había engañado con las cuentas públicas. Chipre porque era muy pequeña y los depositantes no eran precisamente oenegés.
En el caso chipriota el error fundamental fue proponer que las cuentas inferiores a 100.000 euros sufrieran una quita. Parece que nadie tomó esta decisión. Pienso que debió ser el gobierno de la isla al ver cómo habían disminuido el volumen de depósitos las semanas anteriores y no sabiendo cómo recaudar los 5.000 millones que les exigían para el rescate de 10.000. Ahora la quita superior al 60% a los depósitos superiores a 100.000 euros nos muestra la gravedad de la situación. Sólo el Presidente Anastasiadis parece tranquilo. Asegura haber tenido una visión divina que le aconsejó, junto a su familia, sacar el dinero antes.
En definitiva, la cuestión es si dejamos o no quebrar a un banco y quién paga por ello. Para el ahorrador es fundamental diferenciar entre el riesgo de balance del banco y la pura gestión, básicamente a través de fondos de inversión, de un patrimonio. Si usted hace una imposición a plazo fijo o compra un pagaré de un banco, éste hará lo que quiera con el dinero y si éstas inversiones, como en el caso chipriota, son en deuda griega que el banco tiene en su activo y sufren pérdidas importantes, puede tener dificultades para recuperar su dinero.
Si usted compra participaciones en un fondo de inversión, el banco no puede hacer lo que quiera con el dinero, sino que debe comprar acciones o bonos públicos o privados, pero el riesgo del inversor ya no es la quiebra del banco ya que los fondos están fuera de su balance. Su rentabilidad dependerá de la evolución de las acciones o los títulos que formen parte del fondo.
Es muy importante entender esta diferencia porque cuando se habla sólo del tamaño de la banca respecto al PIB del país, la clave está en distinguir si los bancos tienen las inversiones en su activo o gestionan fondos de inversión. Es por esta razón por lo que no hemos de sufrir por la salud de los sistemas financieros de Luxemburgo, Suiza o Andorra, ya que canalizan la mayoría de las inversiones de sus depositantes a través de fondos. Observe la diferencia con el caso de España ya que las entidades que han tenido problemas y hemos tenido que recapitalizar con 60.000 millones tenían en su activo los desastres inmobiliarios en forma de solares o créditos incobrables a promotores.
La consecuencia para el ahorrador es qué hacer con su dinero y si la quita que ha habido en Chipre puede repetirse. A mi entender, queda descartada la quita para depósitos inferiores a 100.000 euros en cualquier país de la zona euro. Si usted quiere la máxima seguridad no tiene más que distribuir entre entidades financieras con un máximo de este importe por titular y entidad. No me diga que así no puede invertir hasta 500.000 euros. Si dispone de cantidades superiores, primero alégrese, disfrute, después ayude a alguien de su entorno que lo necesite, y prepárese para analizar las ofertas de fondos de inversión que le ofrecerá la banca.
Con ello no soportará el riesgo de quiebra de la entidad pero debe vigilar cuidadosamente en qué fondo invierte y especialmente las comisiones de todo tipo que pueden cobrarle. Es básico diversificar entre distintos fondos y tipologías de activos. Claro, que si le apetece, puede hacerlo usted mismo, comprando acciones o bonos, aunque en este caso debe disponer de información suficiente y de nuevo comparar costes de transacción.
Lo que pueda ocurrir con los depósitos superiores a 100.000 euros es una incógnita. Recientes declaraciones nos llevan a pensar que asumimos un riesgo y hemos de escoger bien la entidad financiera. Estaremos más tranquilos si avanza la unión bancaria europea, la supervisión del BCE de los principales bancos de la eurozona, la puesta en marcha del Mecanismo Europeo de Estabilidad para recapitalizar entidades financieras no viables, y un fondo europeo de depósitos que garantice los inferiores a 100.000 euros en toda la zona euro.
